lunes, 9 de enero de 2012

EL TESORO PERDIDO DE DIEGO VELIZ




Había una vez en un bosque una marioneta que se llamaba Cocoliche y un príncipe que se llamaba Tamino que buscaban un tesoro muy valioso.
En el bosque se encontraron con un cazador de pájaros llamado Papageno, un hombre muy bueno que los iba a ayudar en la búsqueda, pero les dijo que se iban a encontrar con unas personas muy malas. Ellos eran: la Reina de la Noche, las Damas de la Noche y una serpiente, que iban a hacer lo imposible para que no encontraran el tesoro.
Mientras Tamino recorría el bosque se encontró con una princesa llamada Pamina, una marioneta llamada Rosita y un oso azul.
Tamino les contó porque andaba en el bosque, ellos dijeron que lo iban a ayudar.
Pamina indicó un camino por donde podían ir en busca del tesoro. Todos salieron por donde indicó Pamina. En el medio del camino salió Sarastro, el padre de Pamina, que era un buen padre, Raquel, Emilia y Tobías, chicos muy agradables. Todos preguntaron hacia dónde se dirigían.  Pamina les contó toda la historia que Tamino le contó a ella y se pusieron de acuerdo todos en encontrar ese tesoro muy valioso para Tamino y Cocoliche.
Cuando estaban cerca del lugar del tesoro, aparecieron la Reina de la Noche, las Damas de la Noche y la serpiente y les dijeron que no podían seguir por ese camino, que tenían que ir por otro camino menos complicado de transitar y que iban a llegar más rápido.
Todos se fueron por ese camino. De pronto salió Papagena, una cazadora de pájaros, que les dijo que esas personal le habían mentido. Papagena los llevó al lugar donde estaba el tesoro que buscaban. Cuando llegaron al lugar tuvieron que pasar por muchas trampas que les habían puesto las malas personas, pero ellos pudieron sacar el tesoro.
Tamino abrió el tesoro, eran monedas de oro y las compartió con todos. Agradeció por haberlo ayudado en esa busqueda

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